Todos los deportes favorecen positivamente en la formación integral de la persona, todos tienen valores intrínsecos que podemos aprovechar en multitud de ocasiones en la vida, todos desarrollan habilidades y capacidades que son muy útiles en nuestro día a día. La esgrima también.
La esgrima es un deporte caballeroso y noble que desarrolla moderadamente todos y cada uno de los grupos musculares que intervienen en la acción, para lograr más adelante elegancia, donaire, prudencia, sangre fría y coraje.
La esgrima como deporte es escuela de voluntad e influye poderosamente en la formación de la personalidad.
Se ponen en marcha diversas funciones psicológicas, lo que hace imprescindible la práctica de ejercicios tales como el autodiagnóstico (conocer nuestras mejores habilidades para explotarlas al máximo) el autocontrol (disciplina táctica y gestión emocional) y la automotivación (planificación de objetivos realistas).
No hay que olvidar que la estrategia, la toma de decisiones y la concentración son la base de esta disciplina, por lo que las facultades intuitivas y la observación se potencian al máximo, así como la capacidad de reacción y anticipación.